Sustentados en la Gracia del Señor. Jeremiah 32:36–42 Ahora pues, así dice el SEÑOR, Dios de Israel, en cuanto a esta ciudad de la cual vosotros decís: "Va a ser entregada en mano del rey de Babilonia por la espada, por el hambre y por la pestilencia." 37 He aquí, los reuniré de todas las tierras a las cuales los he echado en mi ira, en mi furor y con gran enojo, y los haré volver a este lugar y los haré morar seguros. 38 Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios; 39 y les daré un solo corazón y un solo camino, para que me teman siempre, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos. 40 Haré con ellos un pacto eterno, por el que no me apartaré de ellos, para hacerles bien, e infundiré mi temor en sus corazones para que no se aparten de mí. 41 Me regocijaré en ellos haciéndoles bien, y ciertamente los plantaré en esta tierra, con todo mi corazón y con toda mi alma. 42 Porque así dice el SEÑOR: "Como he traído a este pueblo toda esta gran calamidad así he de traer sobre ellos todo el bien que les prometo.
Nuestra experiencia y la Biblia nos enseñan que la gracia no impide el dolor, sino que ordena, acomoda y mide nuestro dolor, y luego en la oscuridad está ahí para sustentar.
Bástate mi gracia [sustentadora], porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Pero lo que ellos Dios tiene la última palabra. Y es una palabra de gracia. Versículo 37: “He aquí que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación grande; y los haré volver a este lugar, y los haré habitar seguros." Así declara Dios que él ha mandado el problema y el dolor. “Yo los eché” a estas tierras extranjeras. Y él declara que él mismo los librará y los regresará a él y a su tierra.
En otras palabras, la gracia soberana triunfará eventualmente sobre la calamidad. PODEMOS ESTAR SEGUROS DEL TRIUNFO DE LA GRACIA