En el cielo recibiremos un nuevo cuerpo glorificado, seremos perfectos sin luchar con los pecados, sin más dolor, sin más dolores, sin más lágrimas.
No más pobreza, no más guerras, no más injusticias. Recibiremos nuestra herencia celestial y viviremos en la gloriosa presencia de Dios.
Entender esta ESPERANZA, mantener nuestra futura esperanza de gloria siempre delante de nosotros es de gran importancia.
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