Los burladores niegan pero a las que el pueblo de Dios se aferra.
2 Pedro 3:8-10 Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
1- Que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día: Lo que a nosotros se nos hace que tarda para siempre no es más que un poco de tiempo para Dios, Todas las cosas son igualmente cercas y presentes en Su vista; la distancia de mil años antes de que ocurra un evento, no es más para Él que lo que sería el intervalo de un ida.
2- El Señor no retarda su promesa: La verdad es que Dios si mantendrá Su promesa, y lo hará sin retraso según Su tiempo. Cualquier retraso percibido por nuestra perspectiva es dado por la paciencia de Dios. Hay un propósito compasivo en el tiempo de Dios.
3- No queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento: Pedro aquí nos revela una parte del corazón glorioso de Dios. La razón por la cual el regreso de Jesús no ha sido pronto es para que todos procedan al arrepentimiento, porque Dios no quiere que ninguno perezca. Entendemos que Dios no quiere que ninguno perezca en el sentido de un decreto divino, como Si dios hubiese declarado que ningún pecador perecerá.
4- Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche: A pesar de que el amor paciente del Señor hacia los perdidos hace parecer que está retrasando su venida, la verdad es que Él ciertamente vendrá. Y cuando Jesús regrese, Él vendrá en un tiempo que sorprenderá a muchos (como ladrón de noche). El resultado de su venida será una transformación total del mundo presente (en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos). Dios podría destruir la Tierra de nuevo como lo hizo en los tiempos del diluvio. “Aún hay suficiente agua para inundar la Tierra, y hay suficiente iniquidad para inducir a Dios en que destruya la Tierra y a sus habitantes.” (Clarke) No obstante, Dios ha prometido tratar con este mundo con fuego, y no con agua.
5- Viviendo en la luz de los últimos días y la promesa de Dios. 2 Pedro 3:11-13 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas ¡¡Cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándonos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. ¡¡cómo no debéis vosotros andar: “El Rey viene; Él va a venir a Su trono, y a Su juicio.
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