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Sunday, May 20, 2012

¡Hambre de Dios!


¡Hambre de Dios! parte I Salmo 42: 1-5 dice:
El Señor anhela saciar tu hambre y sed de bendición. Él se manifestará si te acercas y permites que llene tu vida. 
Las promesas del Señor son maravillosas. Si le temes y buscas serás bendecido y prosperado, todo tu esfuerzo obtendrá fruto.  Nuestra alma es como nuestro cuerpo, siente hambre y sed que necesitan ser saciados. El mundo con sus afanes nos desgasta, pero Él ha prometido darnos descanso.
Como el ciervo brama por  Este es un salmo precioso que nos llena de esperanza. Bramar es una desesperación fuera de límites por beber agua. No es tener un poquito de sed, sino estar prácticamente muriendo por refrescarse. Se dice que los ciervos comen víboras venenosas que les provocan fiebres altas, entonces sienten una sed exagerada. Cuando sometemos nuestro cuerpo a esfuerzos muy grandes, si hacemos ejercicio o estamos en un ambiente demasiado caluroso la reacción inmediata es buscar hidratarnos. Nosotros somos diferentes a los animales, somos inconformes y siempre buscamos algo más, pero en la necesidad de tomar agua somos muy parecidos. 
Bienaventuranza para el sediento
Mateo 5:6
nos recuerda: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
No estaremos satisfechos hasta que Dios nos llene. Así nos sucede igual, sabemos que Dios existe, nos acercamos a Su presencia pero no somos capaces de sujetarnos y dejarnos llenar como es debido. Sentimos que Dios está lejos y es inalcanzable, pero nos equivocamos porque Él está cerca, junto a cada uno de nosotros y nos anhela profundamente. 
Si realmente tenemos hambre y sed del Señor, debemos permitir que sea nuestro acompañante de vida. No lo dejes en la iglesia junto al púlpito cada domingo, Él quiere  acompañarte a donde vayas.
  Muchas veces decimos tener hambre y sed de Dios pero solamente acercándonos a Su presencia sabemos cuánto puede llenarnos. Tenemos conciencia de la magnitud de nuestra sed hasta que vemos el agua frente a nosotros. Cuando estudié este salmo descubrí que cada día anhelo más del Señor y no dejo de buscarle porque sé que solamente Él puede saciarme.   
Justicia divina
En Romanos 10:3-4
leemos: Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Debemos hacer la justicia de Dios, no la nuestra. Busca la Palabra, absórbela y multiplícala porque tus frutos son la prueba de que bebes en Sus aguas. No te agobies, Él sabe que tu necesidad es muy grande y también sabe cómo calmarla. Quiere descargar tu corazón y llevarte a otro nivel de bendición,  así que debes liberarte de tus angustias y entregarte por completo.  Él te llevará a la orilla pero sólo tú puedes lanzarte de cabeza y refrescarte. Cuando lo logres, toma el compromiso de llevar a otros a ese remanso de agua viva. Comparte tu bendición con los sedientos. 

Conclusión: Congrégate y busca rodearte de hermanos que te acerquen a la fuente de vida eterna porque tienen esa misma necesidad de encontrarle. Es importante ser una gran familia en el Señor. 
 Juan 6: 27 Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.- Jesús es el verdadero pan del cielo 25-34-Trabajen, no por la comida que perece. El trabajo en tiempos bíblicos era una industria casera y familiar: Carpintería (arquitectura), Ganado (pastores), Sirvientes (esclavos), Alfarería, Jornaleros (campo), Pescadores, Mercaderes y Medicina.
1) Trabajen por la comida que permanece y que les daré yo. 2) Esto no significa que no ames tu trabajo, velo como tu ministerio. 3) Si no tienes trabajo, no te afanes, Dios vio tu necesidad y Él suplirá. 4)¿Qué obras haces para creer que tú eres enviado de Dios? El incrédulo desea mas y mas y nunca se llena.
5) El pan material es algo exterior que sacia una necesidad interior. 6) El pan espiritual es algo interior que sacia una necesidad del alma. Dios te da el trabajo para hacer sus obras; Practícalas, para darle sentido a tu vida cristiana: háblales de Jesús, sírveles, ora. Jesús es el pan que sacia el hambre y la sed. El hambre y la sed son dos de las grandes necesidades humanas. Dios siempre ha dado importancia al sustento del ser humano.