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Wednesday, April 1, 2020

“El Maestro está aquí” Juan 11:25

  Pastor Eduardo predicó:


El Maestro está aquí” Juan 11:25
Después de su corto encuentro con el Señor, Marta fue a llamar a su hermana María, "diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama". En las palabras de Marta se percibe un tono de triunfo: "¡El Señor está aquí! ¡Jesús ha llegado!". Ellas sabían que con la presencia de Jesús todo sería diferente; aun la misma muerte no parecería tan dolorosa.

"María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies"
Nos resulta difícil pensar en María en una posición diferente que no fuera a los pies de Jesús. Anteriormente ya la habíamos visto a sus pies escuchando su palabra (Lc 10:39), ahora volvemos a verla otra vez a sus pies seguramente buscando consuelo. Y después la veremos de nuevo a los pies de Jesús ungiéndolos con un perfume de gran precio en un acto de adoración (Jn 12:3). Quienes en días tranquilos escuchan y se someten a la Palabra de Dios, también recibirán consuelo en los días de angustia, y pasada la prueba le adorarán.

"Jesús lloró"
Cuando Jesús llegó al sepulcro acompañado por las hermanas de Lázaro y sus apenados amigos, se identificó con su sufrimiento y lloró con ellos. Allí, detrás del corazón quebrantado de las hermanas, el Señor percibió el profundo gemido y el dolor producido por el pecado en el mundo. Como más tarde escribió el apóstol Pablo, "sabemos que toda la creación gime" (Ro 8:22). Es un gemido silencioso que se extiende por todas partes.
El Señor no era indiferente a todo ese sufrimiento, él comparte el dolor de este mundo. 
"Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?"
La fe de Marta estaba vacilando momentáneamente, así que el Señor quiso animarle con estas palabras. Era importante que recordara todo lo que había escuchado de Jesús, pero aun era más importante que lo creyera, porque la fe es la clave para ver la gloria de Dios.¡Qué promesa tan grande; "si crees, verás la gloria de Dios"! Y, por supuesto, no era únicamente para Marta, sino también para todos nosotros, porque nosotros también la necesitamos. A Marta se le prometió que vería la gloria de Dios. En este caso se refería al poder de Dios que es capaz de dar vida a los muertos. 

"Y habiendo dicho esto clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!"
Después de haber dado gracias al Padre, Jesús se dirigió a Lázaro en el sepulcro y le ordenó que saliera fuera. Y aunque el sentido común nos diría que los muertos no son capaces de escucharnos, la voz de Jesús tenía tal autoridad que podía llegar hasta el seno de la misma muerte.
Notemos también que Jesús se dirigió a Lázaro por su nombre, de forma personal. En cuanto a esto, Agustín de Hipona comentó que el llamamiento era tan extremadamente poderoso que si no le hubiese llamado personalmente, todos los muertos se habrían levantado de los sepulcros. Y tenía razón, tal como el mismo Señor había explicado anteriormente: (Jn 5:28-29) "No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación."

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